Cambiar de año, además de correr un número más en el calendario, supone un límite simbólico en el que nos dan deseos de empezar nuevas experiencias y hacernos buenos propósitos.

A la hora de pensar en propósitos de Año Nuevo debemos ser coherentes en lo que queremos, esto no es cuestión de sueños y de grandes metas que algún día deseamos cumplir, con esto no estoy diciendo que soñar sea malo, pero es importante tener los pies en la tierra y estar claro en lo que sí es posible lograr para nosotros en los próximos meses



Brindemos por nuestros sueños!!